El polo de Rozas se convierte en una referencia en la búsqueda de soluciones para mejorar la seguridad de los aviones no tripulados.
Faro de Vigo, 22 de Mayo de 2019
La auxiliar de enfermería Trina Glispy, de 44 años, llevaba ocho días esperando un hígado compatible para poder someterse a un transplante que le salvara la vida. Y lo recibió. Llegó a bordo de un dron. Ocurrió el pasado 19 de abril en el Centro Médico de la Universidad de Maryland, en EEUU, en el que ya es el primer vuelo exitoso de un avión no tripulado para el traslado de un órgano. Parece que solo la imaginación puede poner límites a los usos de los UAVs. Galicia es un ejemplo. De la apuesta de la Xunta por liderar la carrera en el sector desde el polo del aeródromo de Rozas (Lugo), están saliendo sistemas capaces de vigilar fuegos, rastrear desaparecidos, medir extensiones de tierras…. Pero sí hay límites, los que vienen de la seguridad. Que no son pocos. Por eso el nuevo proyecto que nace de la Civil UAVs Initiative busca precisamente eso, el «superdron» capaz de evitar problemas de pérdida de control, colapso en vuelo o choques. En él trabaja un consorcio liderado por el gigante de la aeronáutica Boeing junto con el gestor español de navegación aérea Enaire, el Instituto Nacional de Técnica Aeroespacial (Inta) y las empresas Televés, Centum y Soticol, junto con la Xunta. La inversión alcanzará los 11 millones de euros, según adelantó ayer el presidente del Ejecutivo autonómico, Alberto Núñez Feijóo, en la presentación del proyecto, denominado Galician Skyway.
«Unos números en lo que se refiere al presupuesto de la organización positivos, y también positivos en lo que se refiere a la industria aeronáutica», dijo Mallón.
«Ahora mismo empleamos a más de 1.200 personas en Galicia, prácticamente creciendo desde hace más de una década, y creemos que el sector tiene muy buenas perspectivas de futuro porque el tráfico aéreo mundial se está incrementando año tras año casi en dos dígitos», destacó.
El año pasado, según Mallón, ese incremento fue del 8 por ciento, motivo por el que el CAG cree que «toda la industria gallega, o gran parte de ella, debe al menos valorar la posibilidad de adentrarse» en la industria aeronáutica y aeroespacial.
Mallón destacó que el CAG, tras once años de andadura, aglutina a más de 40 empresas e instituciones vinculadas con la industria aeronáutica y aeroespacial, y ha certificado a más de una docena de compañías en los últimos años que procedían de otros sectores industriales.
«Tenemos mucha relación con los agentes empresariales e industriales que están trabajando en el polo de Rozas, como es el caso de Boeing, Indra, Centum y los centros tecnológicos que están», subrayó.
El objetivo de este año es certificar a más empresas para que haya cada vez «más músculo, más capacidad industrial en el campo aeronáutico en Galicia», añadió.
El objetivo declarado del CAG, según Mallón, es lograr atraer a algún gran fabricante para que instale una factoría en Galicia, «lo cual es complicado pero no imposible», dijo, si continúan en la línea ascendente lograda hasta ahora.
La propuesta del consorcio resultó adjudicataria en el marco de la iniciativa de compra pública precomercial que la Consellería de Economía e Industria lanzó para garantizar la seguridad aérea de los drones. Todo un reto, como destacó José Enrique Román, director de Boeing Research & Technology Europe, en un entorno cada vez más poblado y con más desplazamientos. Tanto él como el jefe del Ejecutivo autonómico recordaron que el desarrollo de la industria de los drones tiene todavía que vencer «contingencias» como la pérdida de los enlaces de comunicación, de señal, del impulso del motor o su incapacidad para detectar colisiones, entre otras.
El polo de Rozas es, según Román, uno de los «dos o tres mejores» recintos de su clase en Europa y adelantó su apuesta también por fomentar el interés por las carreras tecnológicas entre los jóvenes.
«Es un buen indicador que Boeing focalice en Galicia este proyecto -aplaudió Feijóo-. Estamos marcando un hito en la aviación del futuro». El presidente de la Xunta confesó que tiene «muchas expectativas» puestas en el proyecto para consolidar el polo, que sumará 58 nuevos empleos a los 479 ya vinculados a él en este momento.